domingo, 6 de marzo de 2016

MALDITA PSIQUIATRÍA




El psiquiatra es un encantador de serpientes.


Ningún experto reparará o limpiará tu alma, motor de tu lengua y de tu cerebro. Hay sectores que son inaccesibles porque no corresponden a esta dimensión.



Una fotografía de la irredenta alma humana, del inalcanzable mundo mismo.



La teleología de la posmodernidad es el tarro de la basura. No hay mega-relatos, sólo nubarrones narcisistas y caprichos. 

El psiquiatra es un vanidoso enfermo con una sotana de científico.



El testimonio es el espejo de tu alma sempiterna, que no apaga su sed.


Todavía no nace el loco que se sane. Y si bien son un ejército de ineptos, así y todo los psiquiatras tienen sus creyentes, ovejas sin rumbo ni luz.



Cuando una actividad genera la fuerte impresión de ser seria y confiable, todo es particularmente horrible. Los desvalidos son los que más sufren.



Por mientras residas en el cuerpo eliges irreversiblemente el destino de tu alma eterna. La redención es una alternativa viable.


La posmodernidad ha afianzado con sorprendente eficiencia el descarrío, la ansiedad dura y la desesperanza.


Es el autoconocimiento o autorrealización quien nos tiene en esta lamentable situación.


¿Terminarás subordinado al catecismo de las insatisfacciones, sin fe?


La depresión densa o permanente es la falta de luz en el alma.



Una sobredosis de Jesús se ve mucho mejor.


Los psiquiatras inventan enfermedades y remedios en defensa de sus intereses económicos y de las perversas farmacéuticas que ven en la cronicidad un gran negocio.


Hoy un genuino sabio es un paria.


El pecador huye sin que nadie lo persiga.


El seso es el vocero del alma.


En este caso el negocio consiste en visitar a un psiquiatra que te recetará remedios inútiles que te obligarán a ir al mismo psiquiatra por años.


Me encontré a mí mismo, por eso la sarna.


La pecaminosidad crea fantasmas esquizofrénicos y acosadores.


Para vender una droga, legalmente, que genere miles de millones de dólares, primero inventarás una enfermedad falsa creíble. El cerebro es amplio.


La hiperactividad es una enfermedad inventada por la ambición desmedida y el Ritalín es su droga perversa y rentable.


Sin Cristo, el vacío del alma es fiel.


El psiquiatra se demorará tres años en ataviar tu castillo imaginario, cobrando.



Como la psiquiatría intenta resolver con drogas problemas que no existen es un completo fracaso.

Si cada ciudadano va a necesitar alguna droga van a ser el mejor negocio del globo.


La pantalla fomenta este vicio "científico".



La idiotez del ateísmo me va a enloquecer. F. Nietzsche


La angustia interior genera sectas, naufragados, vicios, salidas falsas y un patético dolor en el alma.



La intuición olfatea la eternidad, la salvación del alma, a Cristo Jesús.







De la antología “Las sotanas de Satán”


fin


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